Hola

Tras varios años dedicándome a la psicogerontología, conociendo muy de cerca el deterioro y la etapa vital de nuestros mayores, tuve la oportunidad de acompañar en el duelo anticipado a los familiares de personas enfermas de Alzheimer y otros deterioros cognitivos, tanto de manera individual como grupal.

Me gustaba mucho mi trabajo, era muy gratificante, pero sentía que no era mi camino. 

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Por lo que siento que dejé de hacer las cosas por inercia, y encontré mi camino adecuado acompañando en el proceso terapéutico a adultos, adolescentes y niños. En las sesiones de terapia, se ríe, se llora, hay equivocaciones, se avanza, se retrocede,  se habla del pasado más de lo que imagináis, sin olvidar que estamos en el presente y que aún nos queda un bonito futuro por construir juntos.

Y, por supuesto, sanamos todos. 

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Actualmente, sigo dedicando parte de mi tiempo a la estimulación cognitiva y el envejecimiento activo. No he podido dejar de lado a las personas más agradecidas que conozco y que más piropos lanzan, nuestros mayores. El cariño que me dan es brutal, y de esto no creo que me canse nunca.

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